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Javier G. Gómara - 10/02/2011 03:00
Por diferentes motivos, el Vicente Calderón puede convertirse en un infierno para Quique Sánchez Flores y Unai Emery el sábado por la tarde. El primero, porque se juega el puesto tras el nefasto mes de enero protagonizado por el equipo que tuvo su continuidad en el Camp Nou. Y el segundo, porque llega a un estadio maldito para él en el que se medirá a un entrenador que le tiene cogida la medida.
Por partes. El madrileño no ha recibido ultimátum oficial de la directiva. Más bien todo lo contrario. Mensajes de ratificación públicos para apoyar su continuidad hasta final de temporada, como hizo Miguel Ángel Gil Marín recientemente. Pero a nadie se les escapa que la situación sería insostenible de producirse un nuevo tropiezo, que podría ser definitivo para Quique Sánchez Flores.
En cualquier caso, el Calderón no será un infierno para el técnico, pues en el choque ante el Athletic quedó demostrado que la afición no le culpabiliza de lo que está ocurriendo. Ello no evita que todas las miradas apunten hacia él. Un sólo triunfo en 2011, sonrojantes derrotas como las cosechadas en Alicante o Gijón, la eliminación copera a manos del Real Madrid ofreciendo una pobre imagen o los cuatro encuentros consecutivos que acumulan sin marcar los colchoneros son datos que han puesto en el disparadero a un Quique que sigue teniendo el aval de los títulos para la grada.
No ocurre lo mismo con un vestuario que ha perdido la confianza en su entrenador con el paso de los meses. Quique sigue teniendo apoyos en el plantel, pero cada vez son menos y una derrota ante el Valencia abriría más la brecha existente entre un sector del grupo y el propio entrenador.
En el banquillo visitante, Unai Emery. El preparador vasco confesó recientemente que su peor recuerdo como entrenador tiene mucho que ver con el Vicente Calderón. La pasada temporada, en los cuartos de final de la Europa League, el Valencia fue eliminado de la competición en este escenario y los ché acabaron indignados con el arbitraje. Un claro penalti de Juanito sobre Zigic no señalado sobre la bocina levantó en armas al Valencia y a su entrenador, que se quejó profundamente del colegiado en sala de Prensa.
El cuadro del Turia tenía muchas esperanzas depositadas en esta competición y Emery también. Quería su primer título desde que ocupa los banquillos pero el Atlético se interpuso en el camino y acabó tan quemado que, meses depués, aún recuerda esa noche.
Tampoco se le da nada bien al de Hondarribia enfrentarse a Quique. El del sábado será el sexto choque entre ambos y Emery aún no sabe lo que es celebrar una victoria. Tres empates y dos derrotas es el saldo del vasco ante el madrileño. Una tradición que, de romper, comprometería sobremanera el futuro del rojiblanco en la ribera del Manzanares. Y repasando el historia de Emery en el Calderón, encontramos tres derrotas en tres visitas (dos con el Valencia y una con el Almería) en las que encajó once tantos. También cayó con el Lorca (Copa). Su mayor logro fue el empate de la Europa League.
El sábado, el Calderón puede seguir siendo un infierno para Emery... o empezar a serlo para Quique
Por diferentes motivos, el Vicente Calderón puede convertirse en un infierno para Quique Sánchez Flores y Unai Emery el sábado por la tarde. El primero, porque se juega el puesto tras el nefasto mes de enero protagonizado por el equipo que tuvo su continuidad en el Camp Nou. Y el segundo, porque llega a un estadio maldito para él en el que se medirá a un entrenador que le tiene cogida la medida.
Por partes. El madrileño no ha recibido ultimátum oficial de la directiva. Más bien todo lo contrario. Mensajes de ratificación públicos para apoyar su continuidad hasta final de temporada, como hizo Miguel Ángel Gil Marín recientemente. Pero a nadie se les escapa que la situación sería insostenible de producirse un nuevo tropiezo, que podría ser definitivo para Quique Sánchez Flores.
En cualquier caso, el Calderón no será un infierno para el técnico, pues en el choque ante el Athletic quedó demostrado que la afición no le culpabiliza de lo que está ocurriendo. Ello no evita que todas las miradas apunten hacia él. Un sólo triunfo en 2011, sonrojantes derrotas como las cosechadas en Alicante o Gijón, la eliminación copera a manos del Real Madrid ofreciendo una pobre imagen o los cuatro encuentros consecutivos que acumulan sin marcar los colchoneros son datos que han puesto en el disparadero a un Quique que sigue teniendo el aval de los títulos para la grada.
No ocurre lo mismo con un vestuario que ha perdido la confianza en su entrenador con el paso de los meses. Quique sigue teniendo apoyos en el plantel, pero cada vez son menos y una derrota ante el Valencia abriría más la brecha existente entre un sector del grupo y el propio entrenador.
En el banquillo visitante, Unai Emery. El preparador vasco confesó recientemente que su peor recuerdo como entrenador tiene mucho que ver con el Vicente Calderón. La pasada temporada, en los cuartos de final de la Europa League, el Valencia fue eliminado de la competición en este escenario y los ché acabaron indignados con el arbitraje. Un claro penalti de Juanito sobre Zigic no señalado sobre la bocina levantó en armas al Valencia y a su entrenador, que se quejó profundamente del colegiado en sala de Prensa.
El cuadro del Turia tenía muchas esperanzas depositadas en esta competición y Emery también. Quería su primer título desde que ocupa los banquillos pero el Atlético se interpuso en el camino y acabó tan quemado que, meses depués, aún recuerda esa noche.
Tampoco se le da nada bien al de Hondarribia enfrentarse a Quique. El del sábado será el sexto choque entre ambos y Emery aún no sabe lo que es celebrar una victoria. Tres empates y dos derrotas es el saldo del vasco ante el madrileño. Una tradición que, de romper, comprometería sobremanera el futuro del rojiblanco en la ribera del Manzanares. Y repasando el historia de Emery en el Calderón, encontramos tres derrotas en tres visitas (dos con el Valencia y una con el Almería) en las que encajó once tantos. También cayó con el Lorca (Copa). Su mayor logro fue el empate de la Europa League.
El sábado, el Calderón puede seguir siendo un infierno para Emery... o empezar a serlo para Quique
