Van Nistelrooy decía que los goles eran como el kétchup, que por momentos no sale, pero si sigues empujando al final sale todo de golpe. Y eso fue lo que sucedió en una desapacible noche en el Santiago Bernabéu, que sin crear muchas ocasiones, cada vez que pisaba el área blanquiazul el Real Madrid, el electrónico se movía.
Di María lo intentó con un tímido disparo en el minuto doce, y a la tercera oportunidad llegó el segundo gol mediando la primera parte. Fue Özil en una jugada muy bien trenzada entre Xabi Alonso, Ronaldo e Higuaín, todos moviéndose entre líneas y todos soltando el balón al segundo toque, como mandan esos cánones que no suele seguir el equipo blanco. El cuero llegó hasta el alemán sorteando las líneas deportivistas, y con la zurda cruzó el esférico a donde Manu no podía llegar firmando el 2-0. Efectividad máxima por tanto.
Y a los diez minutos después, llegó la siguiente oportunidad clara, y con ella el tercer gol. Esta vez fue Di María el que embocó a gol tras un contraataque de libro de ésos que seguramente dos días atrás no hubieran finalizado en la red. Xabi Alonso y Marcelo tocaban atrás cual rondo hasta que el tolosarra encontró el hueco para asistir a Higuaín en profundidad. El argentino al primer toque centró al área con la zurda y Di María llegando desde atrás cabeceó a gol sin que ningún deportivista tocara el balón en toda la jugada. Gol para enmarcar y el partido cerrado con 3-0 cuando aún se había disputado un tercio del mismo.
Y es que nada más volver de los vestuarios Higuaín firmó el cuarto a puerta vacía tras otra gran combinación entre Ramos, Di María y el propio Pipita.
Y el quinto llegó en el minuto sesenta tras una jugada a trompicones entre Marcelo y Ronaldo que resolvió Ze Castro metiendo el balón en su propia portería. El Sexto lo metió Ronaldo tras irse por la banda derecha.
Di María lo intentó con un tímido disparo en el minuto doce, y a la tercera oportunidad llegó el segundo gol mediando la primera parte. Fue Özil en una jugada muy bien trenzada entre Xabi Alonso, Ronaldo e Higuaín, todos moviéndose entre líneas y todos soltando el balón al segundo toque, como mandan esos cánones que no suele seguir el equipo blanco. El cuero llegó hasta el alemán sorteando las líneas deportivistas, y con la zurda cruzó el esférico a donde Manu no podía llegar firmando el 2-0. Efectividad máxima por tanto.
Y a los diez minutos después, llegó la siguiente oportunidad clara, y con ella el tercer gol. Esta vez fue Di María el que embocó a gol tras un contraataque de libro de ésos que seguramente dos días atrás no hubieran finalizado en la red. Xabi Alonso y Marcelo tocaban atrás cual rondo hasta que el tolosarra encontró el hueco para asistir a Higuaín en profundidad. El argentino al primer toque centró al área con la zurda y Di María llegando desde atrás cabeceó a gol sin que ningún deportivista tocara el balón en toda la jugada. Gol para enmarcar y el partido cerrado con 3-0 cuando aún se había disputado un tercio del mismo.
Y es que nada más volver de los vestuarios Higuaín firmó el cuarto a puerta vacía tras otra gran combinación entre Ramos, Di María y el propio Pipita.
Y el quinto llegó en el minuto sesenta tras una jugada a trompicones entre Marcelo y Ronaldo que resolvió Ze Castro metiendo el balón en su propia portería. El Sexto lo metió Ronaldo tras irse por la banda derecha.