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No se había cumplido un minuto y el brasileño ya le estaba negando el 1-0 a Ariel Nahuelpan. Poco después repetiría ante el canadiense Kennedy, muy movedizo en banda diestra, y cuando se cumplía un cuarto de hora ya estaban muy claras las posturas de unos y otros: el Racing arrasaba. El Almería, en cambio, veía la vida pasar y resistía de milagro el 0-0 gracias a Alves.
Se notaba, también, el muy buen trabajo de la dupla Colsa-Diop en la medular, contrastando con lo flojos que han estado esta vez Bernardello y Mbami. Ni paraban ni eran capaces de conectar siquiera con sus extremos. Y así, por mucho tridente que metas (Lillo se la jugó con Piatti, Uche y Crusat delante de ellos), lo normal es que no puedas crear peligro.
Pero nada pudo hacer el meta ante el Embrujo de Pedro. Era el día de Munitis, que llevaba más de año y medio sin ver puerta en la Liga. Y con toda la rabia fue que el Pescador conectó ese tremendo remate a los 32 minutos que reventó el partido. Avanzó con el balón, disparó con alma y vida y puso el esférico ajustado contra el larguero. Un golazo espectacular (1-0).
Y como el Racing, que luchó, mordió y se mantuvo centrado hasta el pitido final. Ya se había marchado Munitis, ovacionado, tras haber resuelto el partido en su día mágico. Del resto se encargaron sus compañeros, que jugaron con espíritu de equipo y ánimo corporativo para salvar a su técnico.
Y es que, jugando así, el Racing no desciende ni de coña. Como tampoco puntuará mucho el Almería si sigue comportándose de la manera que lo ha hecho hoy en Santander.
Se notaba, también, el muy buen trabajo de la dupla Colsa-Diop en la medular, contrastando con lo flojos que han estado esta vez Bernardello y Mbami. Ni paraban ni eran capaces de conectar siquiera con sus extremos. Y así, por mucho tridente que metas (Lillo se la jugó con Piatti, Uche y Crusat delante de ellos), lo normal es que no puedas crear peligro.
Pero nada pudo hacer el meta ante el Embrujo de Pedro. Era el día de Munitis, que llevaba más de año y medio sin ver puerta en la Liga. Y con toda la rabia fue que el Pescador conectó ese tremendo remate a los 32 minutos que reventó el partido. Avanzó con el balón, disparó con alma y vida y puso el esférico ajustado contra el larguero. Un golazo espectacular (1-0).
Y como el Racing, que luchó, mordió y se mantuvo centrado hasta el pitido final. Ya se había marchado Munitis, ovacionado, tras haber resuelto el partido en su día mágico. Del resto se encargaron sus compañeros, que jugaron con espíritu de equipo y ánimo corporativo para salvar a su técnico.
Y es que, jugando así, el Racing no desciende ni de coña. Como tampoco puntuará mucho el Almería si sigue comportándose de la manera que lo ha hecho hoy en Santander.
