La Plataforma Atléticos por el Cambio ha realizado el siguiente manifiesto dirigido a los aficionados del Atleti:
A LA AFICIÓN Y SEGUIDORES DEL ATLÉTICO DE MADRID
Papá, ¿Por qué somos del Atleti? Así comenzaba una nefasta campaña de publicidad, que sirvió para el escarnio y burla de nuestros rivales, y para humillación de nuestros seguidores. El encargo de dicha campaña sólo podía realizarse por enemigos del Atlético o por aquellos que no sintiendo nuestros colores (probablemente por desconocimiento de nuestra historia), pagaron tamaño desatino.
Nuestra historia es limpia y repleta de títulos. Un grupo de estudiantes vascos afincados en Madrid quisieron y lograron crear un club cuya base eran estudiantes universitarios. Dicha base se amplió posteriormente con la incorporación de una gran masa popular, que quería diferenciarse del otro equipo de Madrid, el Real, club siempre más favorecido por los grandes poderes fácticos.
Nuestro club más jovial y popular fue creciendo y en 1929, inauguró el mejor campo de España por entonces, el Estadio Metropolitano, que luego compramos.
Después de la contienda civil española, el Atlético pasó a ser el Atlético Aviación y conseguimos los dos primeros títulos de liga. A finales de los años 40 y principio de los 50, el Atlético revolucionó el fútbol en España, se fichó a Helenio Herrera, el mejor entrenador del momento en Europa, y se trajo de Francia a Marcel Domingo y a Ben Barek; estos conjuntamente con una pléyade de grandes jugadores canarios, volvieron a ser doblemente campeones. Eran los tiempos de la delantera de seda.
En los años 60, bajo la presidencia de Javier Barroso, ex jugador del Atlético y arquitecto, ganamos dos Copas de España venciendo al eterno rival, el Madrid de los Di Stéfano, Puskas y Gento; ganamos igualmente la Recopa de Europa. Fue la gran época de los Peiró, Collar, Mendoza y Grifa.
Con la llegada de Vicente Calderón, nuestro gran presidente, el club llegó a lo más alto del fútbol nacional e internacional. Con él al frente de la nave atlética, conseguimos cuatro Ligas, cuatro Copas, una Copa Intercontinental y varias finales europeas, aquella época era en la que el Atlético disputaba siempre la Liga al Real y al Barcelona; de aquel equipo formaban parte nuestros internacionales Ufarte, Luis, Gárate, Adelardo, Calleja...
En 1987 llega a la presidencia Jesús Gil. En su mandato hubo luces y sombras, más de estas que de las otras; el doblete, el mayor mérito, el trágico descenso, la culminación de toda una serie de despropósitos.
El Atlético a partir de entonces dejó de ser un club deportivo propiedad de sus socios para convertirse en una empresa familiar, al servicio de los intereses y caprichos de la misma.
El club se convirtió en sociedad anónima en 1992 y fue adquirido sin que los compradores pagaran un solo céntimo, es decir, se quedaron con el club gratis, como así estimó la sentencia del Tribunal Supremo de junio de 2004, que calificó la compra como delito de apropiación indebida. Por lo que los actuales propietarios son ilegítimos de origen.
Bajo el mandato de Miguel Ángel Gil, el Atlético se ha convertido finalmente en una agencia de compra y venta de jugadores, cuyos grandes beneficiarios, han sido determinados agentes y los comisionistas de tales trueques y tejemanejes. Vendemos lo mejor de nuestra cantera, estamos endeudados en torno a los 400 millones de euros y por último hemos vendido nuestro estadio, sin que hayamos obtenido ni un solo euro de plusvalía con la que hubiera sido posible poder enjuagar parte importante de nuestras pérdidas, como así prometieron a los socios y abonados.
A todo este desastre gerencial hay que sumarle la última negociación de los contratos televisivos, donde aceptamos que el Madrid y el Barcelona ingresen cuatro veces más que nosotros, es decir, renunciamos claramente a competir.
Mucho nos tememos que cuando llegue el mes de julio, una vez cobradas las cuotas de los abonos, nuestros mejores futbolistas sean puestos en el mercado, aprovechando dichas fechas en las que la afición está de vacaciones y sin capacidad de movilización.
El desprecio de los actuales gestores con los socios, abonados y seguidores empieza a ser temerario.
Las masivas protestas que hoy en día estamos presenciando, bien visibles en el tablero internacional, muestran claramente el poder de los movimientos sociales espontáneos, en un entorno de comunicación digital, los actuales dirigentes de nuestro club enseñoreados al poseer la mayoría de las acciones no deberían despreciar con altivez, los sentimiento profundos de una gran mayoría de atléticos hartos ya de su impericia para dirigir nuestro club. Torres más altas estamos viendo caer en estos días.
Ha llegado el momento de la afición. Perdimos la condición de club para ser una sociedad anónima por desidia, que una nueva desidia no nos lleve a la desaparición del club, que luego lloraremos.
Es la hora del "basta ya", de manifestarse, de dejar oír nuestra voz en el campo partido tras partido. Somos la afición los que compramos los abonos, pagamos el pay per view, adquirimos las camisetas y el merchandising para nuestros hijos y familiares; en definitiva somos los que sostenemos el 90% del presupuesto del Atlético de Madrid.
Ellos sin nosotros no son nada. El Atleti sin ellos será mucho más.
¡ATLÉTICO ÚNETE A NOSOTROS PARA DEMOCRATIZAR EL CLUB Y DEVOLVÉRSELO A SUS AUTÉNTICOS PROPIETARIOS!
A LA AFICIÓN Y SEGUIDORES DEL ATLÉTICO DE MADRID
Papá, ¿Por qué somos del Atleti? Así comenzaba una nefasta campaña de publicidad, que sirvió para el escarnio y burla de nuestros rivales, y para humillación de nuestros seguidores. El encargo de dicha campaña sólo podía realizarse por enemigos del Atlético o por aquellos que no sintiendo nuestros colores (probablemente por desconocimiento de nuestra historia), pagaron tamaño desatino.
Nuestra historia es limpia y repleta de títulos. Un grupo de estudiantes vascos afincados en Madrid quisieron y lograron crear un club cuya base eran estudiantes universitarios. Dicha base se amplió posteriormente con la incorporación de una gran masa popular, que quería diferenciarse del otro equipo de Madrid, el Real, club siempre más favorecido por los grandes poderes fácticos.
Nuestro club más jovial y popular fue creciendo y en 1929, inauguró el mejor campo de España por entonces, el Estadio Metropolitano, que luego compramos.
Después de la contienda civil española, el Atlético pasó a ser el Atlético Aviación y conseguimos los dos primeros títulos de liga. A finales de los años 40 y principio de los 50, el Atlético revolucionó el fútbol en España, se fichó a Helenio Herrera, el mejor entrenador del momento en Europa, y se trajo de Francia a Marcel Domingo y a Ben Barek; estos conjuntamente con una pléyade de grandes jugadores canarios, volvieron a ser doblemente campeones. Eran los tiempos de la delantera de seda.
En los años 60, bajo la presidencia de Javier Barroso, ex jugador del Atlético y arquitecto, ganamos dos Copas de España venciendo al eterno rival, el Madrid de los Di Stéfano, Puskas y Gento; ganamos igualmente la Recopa de Europa. Fue la gran época de los Peiró, Collar, Mendoza y Grifa.
Con la llegada de Vicente Calderón, nuestro gran presidente, el club llegó a lo más alto del fútbol nacional e internacional. Con él al frente de la nave atlética, conseguimos cuatro Ligas, cuatro Copas, una Copa Intercontinental y varias finales europeas, aquella época era en la que el Atlético disputaba siempre la Liga al Real y al Barcelona; de aquel equipo formaban parte nuestros internacionales Ufarte, Luis, Gárate, Adelardo, Calleja...
En 1987 llega a la presidencia Jesús Gil. En su mandato hubo luces y sombras, más de estas que de las otras; el doblete, el mayor mérito, el trágico descenso, la culminación de toda una serie de despropósitos.
El Atlético a partir de entonces dejó de ser un club deportivo propiedad de sus socios para convertirse en una empresa familiar, al servicio de los intereses y caprichos de la misma.
El club se convirtió en sociedad anónima en 1992 y fue adquirido sin que los compradores pagaran un solo céntimo, es decir, se quedaron con el club gratis, como así estimó la sentencia del Tribunal Supremo de junio de 2004, que calificó la compra como delito de apropiación indebida. Por lo que los actuales propietarios son ilegítimos de origen.
Bajo el mandato de Miguel Ángel Gil, el Atlético se ha convertido finalmente en una agencia de compra y venta de jugadores, cuyos grandes beneficiarios, han sido determinados agentes y los comisionistas de tales trueques y tejemanejes. Vendemos lo mejor de nuestra cantera, estamos endeudados en torno a los 400 millones de euros y por último hemos vendido nuestro estadio, sin que hayamos obtenido ni un solo euro de plusvalía con la que hubiera sido posible poder enjuagar parte importante de nuestras pérdidas, como así prometieron a los socios y abonados.
A todo este desastre gerencial hay que sumarle la última negociación de los contratos televisivos, donde aceptamos que el Madrid y el Barcelona ingresen cuatro veces más que nosotros, es decir, renunciamos claramente a competir.
Mucho nos tememos que cuando llegue el mes de julio, una vez cobradas las cuotas de los abonos, nuestros mejores futbolistas sean puestos en el mercado, aprovechando dichas fechas en las que la afición está de vacaciones y sin capacidad de movilización.
El desprecio de los actuales gestores con los socios, abonados y seguidores empieza a ser temerario.
Las masivas protestas que hoy en día estamos presenciando, bien visibles en el tablero internacional, muestran claramente el poder de los movimientos sociales espontáneos, en un entorno de comunicación digital, los actuales dirigentes de nuestro club enseñoreados al poseer la mayoría de las acciones no deberían despreciar con altivez, los sentimiento profundos de una gran mayoría de atléticos hartos ya de su impericia para dirigir nuestro club. Torres más altas estamos viendo caer en estos días.
Ha llegado el momento de la afición. Perdimos la condición de club para ser una sociedad anónima por desidia, que una nueva desidia no nos lleve a la desaparición del club, que luego lloraremos.
Es la hora del "basta ya", de manifestarse, de dejar oír nuestra voz en el campo partido tras partido. Somos la afición los que compramos los abonos, pagamos el pay per view, adquirimos las camisetas y el merchandising para nuestros hijos y familiares; en definitiva somos los que sostenemos el 90% del presupuesto del Atlético de Madrid.
Ellos sin nosotros no son nada. El Atleti sin ellos será mucho más.
¡ATLÉTICO ÚNETE A NOSOTROS PARA DEMOCRATIZAR EL CLUB Y DEVOLVÉRSELO A SUS AUTÉNTICOS PROPIETARIOS!